Un día te despiertas y te pasa por la cabeza la idea de trabajar por tu cuenta, pero enseguida piensas en que no es el momento. Pasan los años y, poco a poco, te das cuenta que no es una cuestión de tiempo, es una cuestión de confianza en ti mismo y superar el miedo al fracaso.
El 2019, aunque mi mente traidora me decía que quizás todavía no estaba preparada, decidí iniciar este nuevo proyecto. Nunca sabremos lo suficiente de nada ni nunca lo habremos visto todo. Así que bajo esta premisa dejé un buen trabajo y me lancé a la piscina, con el fin de ofrecer mis conocimientos para ayudar a otros negocios.
La espera no había sido en vano; todos los años previos representaron un aprendizaje, tiempo para formarme mejor, una fuente de experiencia y un alud de contactos. Sin embargo habría sido mucho más duro. La combinación era perfecta: un sector conocido con ganas de enseñarme y de aprender.
Fui a parar al sector óptico por casualidad y desde el primer momento me cautivó. Supongo que al tratarse de una rama sanitaria donde la misión es mejorar la vida de las personas tenía un componente emocional que no había encontrado en otros puestos de trabajo. Desde aquel 2012 mi vida ha estado rodeada de gafas, lentes y ópticos.
Y como soy yo? Pues una vez, en una clase del máster, debería de ser finales de 2008, estábamos realizando un ejercicio donde teníamos que definir con una sola palabra a uno de nuestros compañeros. La persona que me definió a mí, Eva, utilizó la palabra VITAL. Me marcó profundamente, creo que nunca me habían dicho nada tan bonito. Desde aquel momento decidí poner de relieve mi energía, mi compromiso y mi tenacidad tanto en la vida personal como dentro del entorno profesional.
Comprometida, empática, trabajadora nata y sin grandes pretensiones en la vida más que poder disfrutar haciendo lo que me gusta y compartirlo con los míos, esta es mi historia.
Puede consultar mi recorrido profesional y formativo aquí